martes, enero 03, 2006


Ella y Su Regia Orquesta

Cuando los antojadizos recuentos musicales se masifican en la mente de aquellos reconocidos "críticos especializados", significa que un ciclo está finalizando. Y que mejor excusa es enumerar, con estructurados planteamientos que denotan trasfondo documental, porqué habría que rendirle pleitesía a la última producción de Sir McCartney, al medido desgarro intimista lanzados por Chris Martin o al plumífero icono electrónico de los cuarentones Depeche Mode.

Pero, en esta inesperada guarida virtual lo "debido" no es generalmente seguido o bien procesado.
Y si se trata de enarbolar la banderilla con el álbum quebrantahuesos, aquel que destapó vuestros oídos de la cerilla melódica poco provechosa, no es necesario que haya sido parido el año 2005. ¿Es que acaso sólo valen aquellas creaciones que huelen a caratula recién impresa, dejando de lado la placa volátil y persevera, llegada a tus manos porque sí?...


En pleno auge de pendrives y autopistas concesionadas, darle un parcelado vistazo a la evolutiva discografía de Ella Fitzgerald es un deleite auditivo indescriptible. Nacida en el sureño estado de Virginia, quién es considerada como una de las voces iniciáticas del Jazz estilizado, debió de enfrentar los prejuicios e inconvenientes propios de su época.

Porque fue hasta después de grabar con Louis Armstrong, además de firmar en 1956 con el sello Verve, que Fitzgerald catapultó su carrera por los torrentes más luminosos. Así al año siguiente, "Get Happy", se trasforma en un álbum cálido y acogedor. Un disco en donde interpreta temas de
Gershwin, Berlin y Previn.
Una producción que es adornada por esa rítmica entonación, que pareciese ser solventada en la eterna aura optimista. Quizás la característica que contrastó, absolutamente, con el tormentoso matiz artístico de Billie Holiday.


Siempre ocupando el codiciado papel de "instrumentista vocal" en las principales orquestas de entonces, Fitzgerald nos retrotrae a la década donde Miles Davis experimentaba hasta decir basta y el espíritu jazístico también se ligaba con la música clásica.
Tiempos, en los cuales, expresiones tan pasadas a naftalina como lo son biógrafo o botica, sí tenían sentido cotidiano.

6 comentarios:

marze pac dijo...

que grande es Ella
y que bien hace escuchar la voz de Ella en tiempos,tal como dices, de tanto pendrive.

buen post, por ti y por Ella

saluos

Die Walküre dijo...

Parece ser que el jazz a pesar del tiempo y las nuevas melodías sigue insistente y persistente...en la memoria, en el tiempo...en las viejas películas con sabor a tardes de otoño, donde las horas transcurren impasibles...
Fusiones, nuevos proyectos e innovaciones envuelven al jazz actual...
La semilla potente siempre conmovedora se mantiene...
Cuidate mucho
Excelente publicación!
Auf Wiedersehen!

Anónimo dijo...

Su voz esta consagrada y siempre se siente muy cercana.

Anónimo dijo...

Fitzgerald es sutileza, es sentir algunas de las voces que más conmueven y que esta fresca.

muy preciso tu post.

c. dijo...

en el primer auto que tuve venía un cd de Ella, puse la radio y plop apareció desde el fondo... primera vez que la escuchaba y fue como esos regalos que nunca pensé que quería y que me gustan más que los que quería... saludos, c.

Nada dijo...

Wow! Si hay un dúo que la rompió en la historia musical del siglo XX, ese fue el de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. Starbucks suele ambientar sus cafés con ellos sonando de fondo y tengo los más literales cálidos recuerdos tomando un maravilloso chocolate caliente en el gélido invierno neoyorquino, en el Starbucks de la esquina de mi casa en la 181st W.

Famosa y encantadora es su canción-discusión acerca de como pronuncian el inglés: You say tomaito and I say tomato (...) nider, naider, poteito, potato... Maravillosos! Un must en la colección de cualquier melómano.

En Virgin Megastores, vendían un set precioso, en caja con todos sus discos... Eso era caro... Uf!