viernes, noviembre 23, 2007

Se nos viene Lynch Al Cine


Mientras se viene el estreno de la última película de David Lynch “Inland Empire” (2006) en los cines locales, en la cuál se reencuentra con Laura Dern en el papel protagónico, les dejo con siete razones para seguir enganchado con sus extrañas producciones audiovisuales.

-Nacido en Missoula, una reducida localidad de Montana, David Lynch ha revolucionado las temáticas cinematográficas en sólo dos décadas. Desconcertante, agresivo, obsesivo y diabólico son algunos de los tantos adjetivos que marcan su evolutiva filmografía.

-El laberíntico misterio que ronda la obra de Lynch, es fusionado con elementos mágicos y extraños personajes que motivan sus guiones. En otras palabras: si estás agotado que como receptor te entreguen todo "digerido", la propuesta de este realizador norteamericano exige percatarte de singulares indicios o guiños actorales para comprender el mensaje final.

-Los hipnóticos primerísimos primeros planos con tendencias de los fundidos a negro, son recursos característicos de Lynch. Y no se trata de meros caprichos técnicos. Estos están al servicio de las protagónicas historias, interpretando los miedos más íntimos de cada personaje. Desde la escalofriante "The Elephant Man" rodada en Inglaterra, hasta "Mulholland Drive" se emplean continuamente.

-Las tramas, en general, giran en torno a hechos ocurridos fuera de campo. Es decir, fueron acometidos en un periodo que el espectador desconoce. Por lo mismo, se presentan sutilmente fragmentos que orientan o nos desesperan. ¿Ejemplos?: La omisión del secuestro y tortura de Don (Blue Velvet), El asesinato de Laura Palmer o del padre de Lula (Twin Peaks y Wild At Heart respectivamente). Como para que cada cual coloque las piezas precisas del rompecabezas.

-La maldita imagen de la "Femme Fatal" es clave para entender las bizarras cintas de Lynch. En "Blue Velvet" es Dorothy quien lleva a Jeffrey para transitar en oscuros caminos. También sucede algo similar con Laura Palmer y sus manipulaciones a lo largo de "Twin Peaks". Y para que mencionar a la oscura Renee Madison con su dualidad en
"Lost Highway".

-¿Misógeno encubierto o otra perspectiva del rol femenino?. En muchas ocasiones la manoseada denominación de "Cine de Culto" no se justifica. Pero, en el caso de David Lynch está muy bien empleada. Por algo, en festivales de cine independiente sus obras más emblemáticas siguen siendo alabadas. Basta decir que los industriales entornos de "Eraserhead", filmada en 1976, ocupan un lugar privilegiado en el abecé de cualquier vanguardista realizador audiovisual.

-Lynch ha adaptado varias novelas trasformándolas en sus motivadores proyectos cinematográficos. "The elephant man and other reminiscences" de Sir Frederick Treves, "Dune" de Frank Herbert y "Wild at Heart" de Barry Gifford son algunas de ellas.

martes, noviembre 20, 2007

La Nube de Holden

Tú estás en un momento, con las vivencias-(des) encuentros-jornadas agridulces-tempestades superadas y a medias terminar, yo en otro. Quizás sea destiempo. O voluntades, mezcladas con evoluciones abortadas. Ya ni sé.

Y la nube, que sigue persistente, parece ya ser algo personal.
Pero sabes, lo cual se lo atribuyes al paso alucinante del tiempo, que finalmente se irá.
La plena retirada de la nube dirá que lo venidero tendrá un sabor reconfortante, un aderezo más alentador.

Más vale sonreír, después de…

martes, noviembre 13, 2007


Pequeño Ideario Carver

No hay caso.
Releo a Raymond Carver (1938-1988) y no me deja aún indiferente esa sencillez espantosa que “decoran” parte palpable de sus relatos comunes, sin arrugas de trasfondo muy quejosas en cuanto a la trama. Mejor dicho y traduciendo al buen castellano, el tipo hacía del extraño efecto de no abusar con artilugios lingüísticos en la especialidad de la casa. Eso sin caer en la legítima desconfianza de pensar que entre los cada vez menos sorbos de lucidez no bebible del autor de “No sabes que es el amor”, surge esa maldita diatriba emocional que acontece contra nosotros mismo cuando nos vemos enfrentados a la simpleza de los cuentos alcanzables.
Carver me lleva hacia lo que debería testificar parte incorregible de mi primera y más espontánea narrativa, en mis escritos de ficción.
Léanlo ustedes, vuelvan a leerlo, ya que al transitar por la concurrida Av. Carver se respira un alucinante aire a fresco.
Ha recién pintado.

miércoles, noviembre 07, 2007

Vía Calderón

Sin querer queriendo, por esas casualidades tales que debieran de encerrarse en remarcadas letras azules, tuve la oportunidad de conocer a Teresa Calderón, desde el actuar del estudiante distraído que no reparaba mayormente en quién tenía al frente. Y cayendo en el riesgo de sonar algo exagerado, no podría encauzar otro concepto para rememorar aquellas clases cautivadoras emitidas por quien sí respira literatura viviente.
Y eso, en ella no resulta rimbombante.
Su voz, la cual solía entonarse en el matiz cálido y embellecedor para hablar de los que habían remecido parte esencial de su vida, llamaba a mi curiosidad. Porque por momentos, me resultaba muy angustiante resignarme a sólo escuchar fragmentos y no quitarles de las manos los libros que ella tanto atesoraba y que pasaban absolutamente desapercibido en la "cuna referencial" de muchos de los compañeros inquietados por el apuro de una fama audiovisual mal entendida.
Más de una vez, miré por las pequeñas ventanas y cerré los ojos, mientras ella citaba un poema de Enrique Lihn. En sin número de "momentos" alucinaba con poder tener esa capacidad de seleccionar fragmentos y colocar los énfasis pertinentes, definiendo en forma tan fidedigna un autor.
Era una verdadera ceremonia tomada a lo simple del catar literario, proyectada casualmente en la mente del receptor que quería explorar.
Desde entonces no la vi más y me he contentado con ser su lector silencioso.
Y también he sido testigo distante de su relación sana-ficcionada con el escritor Tomás Harris, la cual motivó que naciera una de sus últimas novelas llamada "Mi amor por ti". (Alfaguara, 2005).
En tono de autobiografía, aunque "poco real", relatando pasajes que podrían ruborizar a cualquiera autora tentada en la auto complacencia de sus citas, Teresa Calderón abre su pequeño sarcófago de emocionalidades para dejarse escapar.
Eso como una sana costumbre que muchos deberían de practicar.

domingo, noviembre 04, 2007

Déjame mostrarte el Mundo en mis Ojos, decía una conocidísima canción de Depeche Mode... Así sin más, nuestras miradas nos delatan y dicen quienes somos. Hacia adonde giramos y que trae consigo esa parte sustancial de nuestras proyecciones.
Por lo mismo, ya no quiero guardárme tanto y exponer dentro de lo medianamente razonable un indicio menos crepuscular. A contrapartida de quienes caminan en la otra vereda (respetablemente) y quieren borrar su instinto más básico, ocultar y ocultarse, cayendo en la abulia taxativa del escapar.
Es un riesgo, ya lo sé y lo medito. Aunque ya está, no me pidan ir contra lo que no soy. Ni pretendí ser.