viernes, septiembre 30, 2005

((((((La Persistente Tercera Oreja de Rolando Ramos)))))

No les resultaría persuasivo que un programa radial se nutriera de...

Llamativos datos tecnológicos, documentadas referencias a las producciones musicales que trascendieron en el Rock y breves cápsulas noticiosas. O simplemente, que abordara temáticas vinculadas a la sexualidad.
Sí, señores interlocutores de la nada. Porque si vuestros intereses auditivos apuntan hacia esos retroactivos ámbitos,
Rolando Ramos les puede ofrecer un contundente menú informativo, en el semanal espacio radial: “Visión de Futuro”.

Todo lo anteriormente descrito, suele estar muy bien sazonado con desencajadas melodías que pulularon fuerte en las últimas décadas y que dejaron mirando torcido, a quien fuera el ejemplar más corrosivo de la original camada Rock & Pop.


Sólo basta con sintonizar radio Futuro desde las 13 horas, para confirmar que el ecléctico sentir periodístico es la actual propuesta, divulgada por este melómano comunicador.

lunes, septiembre 26, 2005

Común de Comunicar, Mouat de Rescatar

Las ganas insondables de recolectar las historias que pasan a segundo plano. Aquellas que no acaparan portadas, ni menos ocupan primacía en las pautas de los medios masivos. Esas son el caldo de cultivo para incentivar la redacción, siempre cautivante, del periodista chileno
Francisco Mouat. Y a lo largo de una dilatada trayectoria, en donde destaca su labor en las desaparecidas revistas “Apsi” y “Hoy”, se consolida la particularidad del articulista que revive personajes chilenos o situaciones relegadas al eterno anecdotario.
“Una de mis obsesiones es trabajar con la memoria. En particular, con la memoria de aquellos que suelen no formar parte de la historia oficial. Me interesan las historias mínimas y las zonas de silencio periodístico”, enfatiza el comunicador, quién ha despejado de la nebulosa colectiva desde la existencia del Guatón Loyola, hasta el porqué Condorito odiaba tanto al roto Quezada.
Incentivado por lo mismo,
Mouat acaba de lanzar su sexto libro, titulado “Crónicas Ociosas”. En él, que en estricto rigor nace de la compilación de sus textos publicados en diversos medios, se pueden descubrir cómo un perro es auxiliado del Río Mapocho contra su voluntad. O el romántico relato del taxista circunstancial, rememorando a la más entrañable pasajera que logró trasportar.
Vivencias nostálgicas, demasiados inusuales, mezcladas con otras que aparentemente suenan comunes.
Porque la alusión constante al rutinario hombre que camina raudo a su trabajo, pasando desapercibo entre la céntrica muchedumbre, está implícitamente expuesta en los llamativos escritos de
Mouat.
*Bonus Track: ¿No les apetece más escuchar al propio Francisco Mouat, en la
entrevista efectuada en Radio Cooperativa?.
Además podrían internarse en la “primerísima persona singular” emitida por el ferviente hincha azul,
Pancho Ramírez, quién también se refirió a este escritor chileno, en su Blog.

lunes, septiembre 19, 2005

Cuando demasiadas calles conducen a la Av. Jodorowsky

Internarse en el acelerado mundo que ha creado
Alejandro Jodorowsky, a su más irracional antojo, es una tarea que atrae compulsivamente. Porque al ingresar a el o explorándolo desde sus múltiples facetas artísticas, se redescubren los temores más inconexos que todos solemos cargar, amplificándolos en alucinantes e inconscientes vocecillas.
En la eventualidad que algún ciudadano del mundo más tangible lo detuviera y le preguntara, despistadamente, a que se dedica. ¿Por donde empezaría a enumerar sus polifacéticas actividades, este pro activo tocopillano que ya a los veintitrés años, buscaba “lo suyo” fuera de Chile?.

Escritor, digno espécimen de la generación literaria chilena de los ‘50, lector de Tarot, compañero de andanzas poéticas con Enrique Lihn, autor del surrealista periódico “Quebrantahuesos”, fundador junto a Roland Topor y Fernando Arrabal del movimiento teatral “Pánico”, mimo entusiasta que trabajó en la compañía de Marcel Marceau, discípulo de meditación “Zen” del maestro Ejo Takata, director cinematográfico de películas tan indefinibles como “El Topo” o “La Montaña Sagrada”, actor, guionista de cine y cómic... En fin.

O mejor dicho, la perdurable etcétera tendría que ser el escenario final en alguien así, de inquieto. Alguien que parece fluir por donde se le plazca, sin considerar la racionalidad de lo “imposible”, ante cualquiera de sus acciones. “Cuando me fui a Europa a trabajar con
Marceau, quería ser un mimo y ganarle a él. Lo vi y dije: Nunca le podré ganar, porque este nació así. Cuando conocí a Enrique Lihn, tenía 18 años e inmediatamente fue mi gran amigo. Pero a la vez, mi maestro. Porque ya era un poeta genuino. Él escribía en los boletos de carro, en las paredes... Hablaba en poesía, no vivía más que para la poesía. Neruda, cuando hizo "Residencia en la tierra", tenía talento. Pero el talento se puede perder, porque se convirtió en un Buda e hizo poesía política deleznable”, concluye el artista, que en su momento, llegó a encandilar cinematográficamente al propio John Lennon.
Sin embargo, no faltan los que cruzan a la incrédula vereda de la reticencia receptiva y lo tachan como un publicitado charlatán. En especial, cuando de
Psicomagía se habla.

¿Psicomagia o Psico cuento?

Después de la muerte de su hijo,
Jodorowsky se sumergió en un radical estado depresivo. Tuvieron que transcurrir dos años, en donde cualquier expresión creativa se disolvían, para visualizar la lucecita del impulso regenerativo. “Toda mi vida había vivido en el arte y todo había perdido significado. Por eso, me pregunté si lo que quería era ser bufón de la gente y para qué servía lo que estaba haciendo. A partir de ese momento, descubrí que quería hacer un arte que sirviera para sanar y aliviar el dolor de la gente”, recuerda.
Y fue precisamente gracias a esta técnica forjada por el mismo, producto de la fusión de sus alucinógenos actos teatrales sumada a aquella perspectiva surrealista predominante, que los
episodios psicomágicos tomaron vida. “La Psicomagia es un arte en sí, que corresponde un poco a la performance y a la poesía. Porque se hacen actos que tienen poesía. Marinetti, en el Futurismo, dijo: "La poesía es un acto" y eso me marcó mucho. Entonces comencé a buscar el acto poético. Y el acto poético no es un acto destructivo”, aclara Jodorowsky.
Por supuesto que el aporte proveniente de la sicología, desentrañado en términos bastante antojadizos, contribuyó en el ámbito metodológico. Aunque su aproximación al enclaustrado conocimiento cultivados por
chamanes, inducido en aquélla extensa residencia por tierras mexicanas, significó el apropiarse de prácticas ancestrales. Y en ese abanico de referencias, asoma la enigmática figura de Carlos Castaneda, del cual rescata: “Su aporte es crear una fuente de conocimiento diferente, la fuente sudamericana. Así hizo revivir el concepto del guerrero espiritual... También, volvió a poner de actualidad el trabajo sobre el sueño despierto. Sin duda, ha publicado demasiado, pero los editores norteamericanos hacer firmar contratos por una decena de libros... Y siempre, a pesar de todo, tiene algo nuevo que decir. De manera que, verdad o mentira, poco importa. Si es trampa, es una trampa sagrada”.

Jodoro, versión 2.005

Por estos días,
Alejandro Jodorowsky vuelve al plano noticioso interpretando a Ludwig van Beethoven, en la película “Musikanten”. En esta realización audiovisual, que cuenta con la dirección del músico italiano Franco Battiato, el onírico viaje retrospectivo que experimenta la protagonista, nos trasporta al intrínseco sentir del compositor alemán.
Pero más allá de la figuración contingente en los medios,
Jodorowsky sigue ferviente a su ecléctico espíritu del visionario descubridor. Cuál digno interlocutor que dialoga con las caras menos cuerdas del aquí y ahora, no escatima en desempolvarse de los prejuicios inherentes, para dar fecundos pasos creativos.
Multifacético de medular instinto,
Jodorowsky parece confirmar un viejo refrán. Porque como acostumbraba a comentar mi abuela materna, dicen que: “Quien vive chicharra, muere cantando”...
Acaso, ¿Ustedes no lo creen así?.

* En el Web Site del diario Clarín, esta disponible
una entrevista a Jodorowsky. Nótese la repentina expresión de malestar, cuando la periodista argentina le sugiere que “el acto de sanar a la humanidad, es un tanto cursi”.

domingo, septiembre 11, 2005

La Esquizofrenia Rockera Trasformada Canción

“La No Wave fue un punto de partida esencial y es imposible disociarla de Nueva York. Curiosamente, era un movimiento bastante cerrado sobre sí mismo y terminó abriendo muchas puertas. Gente como: Glenn Branca, Rhys Chatham, Mars, Teenage Jesus, DNA y tantos otros fueron los que nos permitieron salir del Punk o del Hardcore. El ambiente favorecía cualquier tipo de experimentación, que parecía algo natura y para nada snob. Así podíamos jugar con los sonidos, usar un taladro, golpear las guitarras como si fueran baterías, desafinarlas para encontrar nuevos acordes, escribir letras en forma completamente aleatoria, improvisar”, recuerda Thurston Moore, guitarrista y fundador de Sonic Youth.

En ese verdadero gallinero disonante, donde las plumas más inconexas del ruido intrínseco se podían albergar, un grupo de muchachos neoyorquinos se inclinó por el camino diferente. Porque entre engendros tan volátiles en términos experimentales, el propio
Moore con su eterno amigote llamado Lee Ranaldo se hicieron protagonistas de la escena más inesperada en la película grupal, estrenada a principios de los ochentas como Sonic Youth.
Desde el
primer elepé, registrado solamente en dos días y de nombre homónimo, el cuarteto dio un paso hacia el costado en el enjambre de ingleses que masivamente pululaban con los dulzones tintes del electro pop.
Ya en el doble álbum
“Daydream Nation”, carátula en la cuál se puede apreciar una simple vela encendida y editado en 1988, se concentra el instinto busquilla de crudas guitarras sumadas al mejor aliento Noise. Eso, gratamente conjugado con momentos más melódicos que parecían olvidados en sus primeras producciones musicales. También significó el último trabajo lanzado bajo el alero del sello Enigma Records, ya que después vendrían los amoríos comerciales con Geffen.

Daydream Nation” es un disco que desde el principio, nutriéndose de temas tan sorprendentes como “Teenage Riot” o “Cross The Breeze”, deja en claro lo contunde que puede detonar las convulsiones de vivir la eterna adolescencia, en lo netamente creativo.En una de esas se contradice al viejo refrán, el cual alude que la juventud es aquella enfermedad curable con el paso de los años.

martes, septiembre 06, 2005

Crónicas que hablaban por sí solas

Paradójicamente en esa olvidada columna de opinión sabatina, acostumbrada a cobijarse en las oficialista páginas de la farándula criolla, los escritos de Luis Sánchez Latorre siguen lateando con buena salud.
Me imagino que los telespectadores que han crecido con la imagen autorreferente y ególatra que proyecta parte de la casta “más exitosa del periodismo contingente”, matizados en las luces deslumbrantes o complacientes alabanzas mutuas, desconocen el trascendental aporte de los viejos cronistas del ayer.
Aquellos que dejan o, conjugando con mayor rigurosidad el verbo, dejaron reposar en sus líneas, la necesidad de expresar aquellas palabras plagadas de visceral pasión por los contenidos que generaban. Eso, sin caer en los tan cautivadores lugares comunes.
Lamentablemente estos redactores se trasformaron en exóticas especies en peligro de extinción, encapsulados en un panorama que ni siquiera reclama con vigor, a quiénes sí entregan parte fundamental de su esencia, a la hora de escribir.

Nombres cómo
Hernán Díaz Arrieta o Guillermo Blanco, por citar arbitrariamente a algunos, pasan desapercibido frente a la audiencia mayoritaria y menos son requeridos para discrepar sobre sus posturas. O sólo son valorados en los circuitos más colindantes a las letras y aulas universitarias.
Sánchez Latorre, quién bajo el llamativo seudónimo de “Filebo” ha merodeado por los caminos más irónicos del
“buen escritor”, es un testigo privilegiado que rescata al persuasivo ensayista documentado y la desenfrenada pluma del literato compulsivo.
Incluso en su
última crónica, quien recibiera el Premio Nacional de Periodismo en 1983, retrotrae el trabajo reporteril del novelista Joaquín Edwards Bello, en el diario “La Nación”. Y valora el cruce recalcitrante de la ficción lejana matizada con elementos realistas. Es natural que en este escrito, él no proyectase su propia imagen.
Habrá que entonces, cuando se efectúe el minucioso ejercicio del aglutinamiento de nombres que dejaron un medular legado periodístico, alzar a Luis Sánchez Latorre en su merecido lugar.
Quizás ese podría estar, entre el señorial aspecto del cronista ambulante y la verborrea embriagadora de quién escribe porque así, verdaderamente, le nace.