7 álbumes oscuros que pueden interpretar tu estado depresivo

En sus diversos niveles, sin efectuar ningún tipo de discriminación, la depresión se ha trasformado en una de las prioritarias causas mentales que incapacitan al mundo.
Cuando las soluciones no se ven tan a la mano, el hundimiento motivado por el radical pesimismo internó te abraza macabramente y lo racional pierde sentido, es aconsejable buscar las iluminativas salidas al “tormentoso bosque de angustias”.
Tratamientos con especialistas, apoyos familiares y asimilar hasta al más visceral dolor espiritual, extrayendo a largo plazo lo verdaderamente rescatable, parece ser la consigna.
Aunque para vivir aquel duelo interno, se debe de enfrentar tus incrustados miedos traumatizantes, con el objetivo de exorcizarlos. Y quizás la forma sensorial más adictiva, es emplear las envolventes melodías de siempre.
A continuación, con la arrogancia del momento inesperado, lanzo una antojadiza lista nutrida de los delirantes álbumes que interpretan heterogéneamente el dolor.
Advertencia: tómese sin el abuso de la codiciada Fluoxetina.

-“Closer” de Joy División: Bajo contundente, dilatante y doliente, como testificando los engendros más ocultos del ensimismado cuarteto manchesteriano. La placa, editada por la entonces emergente etiqueta de Factory Records, fue lanzada posteriormente al suicidio del vocalista Ian Curtis. "Love Will Tear Us Apart", quizás el single más popularmente conocido, refleja los gritos silenciosos más recónditos que fecundaron a finales de los setentas, la polvorienta escena post punk británica.

-“Catastrophe Ballet” de Christian Death: Desde el tranquilizador, pero inquietante primer latido de “Awake at the wall”, se confirma una placentera insinuación. Aquella por escuchar una obra que cambia tu vida o simplemente la descifra. Rozz Williams, reconocido pilar del enjambre musical gótico, angustia con su clamorosa interpretación. Por momentos, esa sincera postura emerge gracias a una emotividad alarmante. Esta producción, influenciada por el movimiento artístico Dada, refleja la estadía francesa de Williams.

-“Seventeen Seconds” de The Cure: Sin más razón que la motivación de la nada atemporal, los quejidos de Robert Smith se vuelven hipnóticos hasta el sin sentido. Parte de aquella trilogía que integran “Faith” y “Pornography” e influenciado por el refinado sonido del Bowie de “Low”, se concretan en un álbum penetrador. Cómo para seguir pensando que las piezas solitarias siguen siendo el lugar íntimo para refugiarte, en los momentos del introspectivo análisis interno.

-“Vena Cava” de Diamanda Galás: Cuando lo melódico es desechado por completo, apoderándose los afligidos gritos de una mujer perturbada en su mente, se localiza un álbum te-rro-rí-f-ico. Repitiendo frases irracionales, sin ningún instrumento de fondo y despojándose del más mínimo espíritu comercial, Galás se convierte en la suma sacerdotisa del horror catártico. Notoriamente afectada por la muerte de su hermano, producto del Sida, “Vena Cava” suena a descabellamiento puro. ¡Imposible de escuchar con audífonos!.

-“Berlin” de Lou Reed: Las desventuras adictivas de una prostituta alemana, encapsulada en las evasivas drogas circulantes del momento, constituyen diez cortes atmosféricos. Bajo la producción de Bob Ezrin, los suicidas paisajes experimentados por la protagonista Caroline, siguen el hilo argumental de sufrimientos sombríos y diarios.

-“Dogs Bood Rising” de Current 93: Oriundo de Malasia, el radical músico David Tibet ha deambulado desde el apocalíptico Noise Industrial hasta sentar las primeras melodías del Dark Folk. En esta segunda producción, que en estricto rigor es un Lp, aparecen por doquier las numerosas pesadillas soñadas por Tibet. Sonidos de ultratumba, voces demoníacas y desolación absoluta, están incrustados en la placa publicada por el sello “Laylah”, de 1984.

-“Ok Computer” de Radiohead: Esos intereses egoístas que se siguen materializando globalmente, desembocan en gemir el deterioro del ser humano. Y aquello parece obsesionar más a Yorke, en un sicodélico viaje inductivo.
Después que el omnipresente medio periodístico musical abriera sus lucrativas piernas, amparando a una agrupación capaz de “popularizar” un concepto melancólico, el quinteto se atreve a dar el paso hacia el costado. Total entre seguir probando, dejándose llevar inconscientemente por las ganas de desenfocar, no hay duda.
Radiohead demuestra que el demoledor título de álbum “súper ventas”, no siempre es sinonimia de carga negativa.