martes, noviembre 13, 2007


Pequeño Ideario Carver

No hay caso.
Releo a Raymond Carver (1938-1988) y no me deja aún indiferente esa sencillez espantosa que “decoran” parte palpable de sus relatos comunes, sin arrugas de trasfondo muy quejosas en cuanto a la trama. Mejor dicho y traduciendo al buen castellano, el tipo hacía del extraño efecto de no abusar con artilugios lingüísticos en la especialidad de la casa. Eso sin caer en la legítima desconfianza de pensar que entre los cada vez menos sorbos de lucidez no bebible del autor de “No sabes que es el amor”, surge esa maldita diatriba emocional que acontece contra nosotros mismo cuando nos vemos enfrentados a la simpleza de los cuentos alcanzables.
Carver me lleva hacia lo que debería testificar parte incorregible de mi primera y más espontánea narrativa, en mis escritos de ficción.
Léanlo ustedes, vuelvan a leerlo, ya que al transitar por la concurrida Av. Carver se respira un alucinante aire a fresco.
Ha recién pintado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que gran forma de abordar a un escritor, de decir lo que sientes, no soy muy bueno para leer blogs pero el tuyo merece mas que una mirada.
hermoso tu trabajo.

ADO dijo...

Leer a Carver es como ver una pintura de Hopper (de hecho varios libros de Carver en Anagrama tiene cubierta con obras de Hopper), esa desolación de lo cotidiano.

El efecto Carver es impecable, esa desolación se le traspasa al lector. Recomiendo leerlo (o evitarlo en el caso de que la persona sea muy sensible) cuando se termina una relación o algo por el estilo.

Saludos

(en cuanto al comentario que dejaste de Mouat en mi blog, toda la razón)