sábado, junio 23, 2007

*París

París es una puta muy cara para mí. Una puta escondida en el ademán aristocrático de una señora elegante, algo madura ya, aunque con todos sus encantos intactos. Esta altiva mujer te mira (si te mira) por encima del hombro y no te deja ver ni la uña del meñique si no pagas por ver. Yo no conozco ni de lejos los hondos atributos de esta mujer fatal, fatua y fascinante. La he visto en superficie, y muy cubierta, ensimismada en el espejo de su propia belleza. Desde muy malos puestos le he admirado, borracho de embeleso. Pasa muy lenta, seria, envuelta toda ella en velos, pieles, sedas, nieblas, lluvias, celada en los colores sobrios de su leve maquillaje, atiborrada de joyas, dejando a su paso un halo luminoso y una estela cargada de ese irresistible perfume que se llama desdén. He llegado a ofrecerle, como un ruego, todo mi patrimonio por una sola noche, por una hora entonces, por un minuto pues. Pero no basta, es poco, muy poco, muy poco para ella. Ni siquiera responde y me manda un recado desdeñoso con los criados: que soy un insolente. Pagando gruesas sumas, de su mansión tan sólo me ha dejado entrar en los ruinosos cuarticos de la servidumbre. Allí he pasado las noches en vela, sobre colchones malos y mugrientos, sin poderme permitir un baño, haciendo pipí en el lavamanos, todo por la esperanza de verla más ligera de ropa detrás de los cristales de sus aposentos. No, no la he visto jamás. Me ha dado de comer las sobras de su almuerzo: no la he oído cantar; no ha dado un paso de danza en mi presencia: no he podido admirar la que imagino delicada curva de sus pantorillas ni el muy obtuso ángulo de sus abiertos codos; entregaría un ojo por sólo una sonrisa suya, que me permitiera ver la iluminación instantánea de sus dientes. Nada. Esta altiva señora es una puta muy cara para mi.

*Las líneas vertidas por el escritor y periodista colombiano Héctor Abad son unas de las tantas que tratan sobre los amoríos tan intensos entre la literatura, con la inspirativa capital francesa, en el libro “El País de las Palabras”. (Editorial Grupo Norma). Y gracias a la cuidada presentación, se aprecia el trabajo fotográfico del bonaerense Daniel Mordzinski retratando a diversos escritores latinoamericanos y su estrecha relación con la ciudad gala. Entre algunos de ellos figura: César Aria, Jorge Amado, Eduardo Berti, Juan Carlos Botero, Elsa Osorio y Alvaro Mutis.
De este modo, con el marinaje preciso entre los textos con texturas precisas de los escritores y las imágenes capturadas por Mordzinski, se puede efectuar el idílico viaje mental hacia tierras francesas...
Dicen que soñar es gratis.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

seimpre es muy grato el viajar y un lugar asi para que decir.

Die Walküre dijo...

Bueno,quizá esto ya sea repetitivo!Paris tiene muchas cosas particularmente hermosas, pero más allá de ser un sociedad o país muy exquisito, aún no me convence el francés más que para escucharlo!jaja
Hace poco me invitaron al cine para ver Paris, je T'aime,aún espero que esa persona me diga cuando nos ponemos de acuerdo por fin!
Vaya que si es una Puta muy cara,para cualquiera!
Ein Kuss!!!
Auf Wiedersehen!

Roberto Carreño dijo...

Guaauu, llego a tu blog a horas de primer viaje a Paris. Me apurare entonces.
Saludos

Anónimo dijo...

Te extraño mucho!!
Hace frío!
Dónde estas?

Anónimo dijo...

Es tarde, aún no duermes,es mi culpa; lo siento mucho!

Anónimo dijo...

Te Adoro!

Te Extraño!

Te Amo!

Mimado!

Die Walküre dijo...

¿Dónde te llevó este frío y soleado invierno?
¿Dónde?