domingo, febrero 18, 2007

La Imagen sí era todo para Bandini

Son tan contingentemente palpables y cotidianas las principales características del obsesivo
personaje de Arturo Bandini, alter ego del escritor estadounidense John Fante (1909-1983), que no sería nada de inusual topárselo cómo compañero de trabajo o estudio.
Incluso, podría estar más cerca de lo que piensas.
Es que su evolutiva mitomanía, en dónde siempre sale a relucir el instinto del eterno narrador quién pretende llegar a las cumbres literarias para jactarse de sí mismo y esas ganas codiciosas de figurar, hacen de las novelas fecundadas por Fante suenen a frescas.
Para este novelista californiano de origen italiano, al igual que su outsider estampa de ficción, el tono de extraer rasgos autobiográficos es viable para proyectar en Bandini parte de lo que es o fue, refugiado en aquella nebulosa de la “primerísima persona ocular”.
Bandini es de esos tipos afables, fanfarrones, que en forma majadera lanzan el yoyó del egocéntrico pensamiento, venido a mal, ya que entre los lamentos internos se mueren parte sustancial de sus económicos anhelos. Alguien que, haciendo el respectivo y exagerado parangón más contingente, reparta hasta al cansancio sus deudas, aunque no descansa en aparentar socialmente en el mall dominguero.
Así, por lo menos, se refleja en todos los libros en donde Bandini se le cruza a su creador. Imperdible resulta, con el objetivo de entenderlo a cabalidad, es echar mano a su famosa trilogía: "Espera la primavera, Bandini", "Camino de los Ángeles" y "Sueños de Bunker Hill"- que cuenta las peripecias desde un “perdido” adolescente que no le tiembla la voz para putear a su beata hermana, hasta llegar a su etapa más ¿adulta?.
O sea, desde esos pasajes dramáticos ya se entiende porqué Fante marcó las primeras sendas explorativas del “realismo sucio” tan bien perfilado en la prosa virulenta de Charles Bukowski, quién nunca estimó en numerosos elogios hacia su mayor mentor literario.

"Pregúntale al polvo” de John Fante (fragmento)

" —¿Tiene trabajo? —preguntó.
—Soy escritor —respondí—. Espere, puedo demostrárselo.
Abrí la maleta y saqué un ejemplar.
—Yo lo escribí —le dije. En aquella época yo era muy impaciente, muy soberbio—. Se lo voy a regalar. Se lo dedico.
Tomé la pluma del escritorio, pero estaba seca y tuve que mojarla en el tintero; moví la lengua mientras pensaba en algo simpático que ponerle.
—¿Cómo se llama usted?— le pregunté.
—Soy la señora Hargraves —me dijo sin el menor entusiasmo—. ¿Por qué? Como le estaba haciendo un favor, no tenía tiempo de responder a ninguna pregunta, así que escribí en la parte superior de la página donde comenzaba el relato: “Para una dama de encanto inefable, de maravillosos ojos azules y sonrisa generosa, del autor, Arturo Bandini”.
La verdad es que tenía una sonrisa que le destrozaba la cara, ya que le acentuaba el mapa de arrugas que le agrietaba la piel reseca de la boca y las mejillas.
—No soporto las historias sobre perros —dijo, escondiendo la revista. Me miró por encima de las gafas desde una atalaya más elevada aún.
—¿Es usted mexicano? —preguntó.
Me señaló con el dedo y rompí a reír.
—¿Mexicano yo? —negué con la cabeza—. Soy americano, señora Hargraves. Además, tampoco es un cuento sobre perros. Es sobre un hombre y está muy bien. No sale ni un solo perro en toda la historia.
—En esta pensión no admitimos mexicanos —dijo.
—No soy mexicano. Y el título del cuento lo saqué de la fábula. Ya sabe: “Y el perrito rió al ver una cosa tan rara”.
—Tampoco judíos.
(...)
Y sin embargo, incluso en ese momento, era como si estuviese escribiendo, como si estuviese registrando todo en el papel. Frente a los ojos tenía la hoja escrita a máquina, mientras flotaba, derribado por las olas, sin lograr alcanzar la costa, seguro de que no saldría vivo del mar. "

3 comentarios:

Die Walküre dijo...

Vaya personaje...curioso
Y la linea que sigue el autor,el cómo pudo lograr definir al personaje tan bien,darle más que vida...casi un alma...
Espero poder leer a este singular personaje pronto,por el momento sólo relatos...
Cuidate mucho
Te dejo un beso
Auf Wiedersehen!

Die Walküre dijo...

Siempre estoy al pendiente,siempre...
Sólo que recurro al silencio...

Johann Sebastian Mastropiero dijo...

Pregúntale al polvo es una novela magnífica; doliente, triste y llena de miedos iniciales. Te felicito por tu mención de John Fante, un escritor que afortunadamente ahora es posible encontrar en librerías chilens gracias a Anagrama.
Charles Bukowski fue uno de sus más importantes seguidores y promovió en su momento la reedición de sus libros. Es más, Pregúntale al polvo contiene un emotivo prológo suyo.
Ni me hablen de la películita con Hayek y Farrell.. Qué caraduras