martes, junio 20, 2006

Psico Maga

Se nos fue Stella Díaz Varín.
La poetiza chilena que iluminaba con su encendida cabellera las tertulias literarias, tan irracionalmente inusitadas en la Generación de los ’50, murió la semana pasada.

En compañía de sus cercanos y entusiasmada porque se había ganado junto a la periodista Claudia Donoso un Fondart, para seguir adelante con “Stella Extragaláctica”, un libro de tono autobiográfico que se combinaría con otra de sus pasiones: la cocina popular.
Decían, quienes tuvieron la gran oportunidad de compartir con ella, que tenía aquella mano privilegiada para preparar caldos sustanciosos y lanzar combos precisos. Claro era, si la ocasión y personaje de por medio lo ameritará.

Para variar nuestra inconsistente prensa ignoró, exceptuando algunas breves líneas, la noticia.
Seguro que los últimos amoríos del “astro” futbolero o los malos entendidos faranduleros tenían copada las páginas. Y seguro que si fuese sobre mis hombros que recayera la tarea de “armar la pauta” de cualquier medio de (des) comunicación en esa fanfarrona sesión denominada como “Cultura y Espectáculos”, no duraría ni una semana en dicha labor.

Por lo pronto, me quedo con las palabras lanzadas por Magdalena Fuentes (Secretaria General de la Sociedad de Escritores de Chile, SECH), en el descanso fúnebre: “Nuestro país no ha perdido a una poeta, porque la palabra de Stella no se perderá en el silencio. El furor luminoso de su verso seguirá resonando en cada uno de nosotros... Dignidad al hierro y fuerza de coraje, claridad para conocer a las personas con sólo una mirada, como ella acostumbraba hacerlo”.

7 comentarios:

Die Walküre dijo...

Eso es lo agradable...que las personas no mueren así de sencillo,que las palabras quedan y se impregnan en la memoria...deambulan largamente y traspasan nuestros sentidos...
De seguro aquel silencio se volverá aún más consistente,como suele pasar...
Cuidate mucho
Auf Wiedersehen!

Anónimo dijo...

Su voz seguirá para muchos. Eso es un hecho.
Muy atinada forma de despedirla.

Johann Sebastian Mastropiero dijo...

Jodorowsky habló de ella en la buenísima entrevista que sostuvo con Warnken en la Feria Internacional del Libro de Santiago hace un par de años. Decía el escritor que Stella Díaz era un personaje realmente increíble. Primero usaba el pelo de un color violeta o fucsia o, mejor aún, una combinación de ambos; en palabras de Jodorowsky se vestía con un abrigo largo y astroso, que parecía casi "de perro". Además tomaba cerveza tanto o más que sus contertulios hombres. Esto aparte de la pesada mano que tenía. Una anécdota cuenta que mientras Stella se emborrachaba junto a Jodorowsky en un bar, un tipo de acercó y quiso propasarse tocándole sus prominentes senos. Stella se levantó la blusa, mostró los senos y después ¡plaf! le zampó un sendo puñetazo en la jeta al pobre diablo. Excelente de verdad.

Mary Rogers dijo...

la muerte nos alcanza a todos, querido George, por eso el legado de ella permanecerá si quienes la conocieron se esfuerzan por difundirlo. Con respecto a los medios... no pidas peras al olmo... Lo fácil vende... lo importante, aparentemente, no llena la olla. Es una pena, parece que es un fenómeno mundial. ¿qué hacer?
Un beso

Leo Zelada dijo...

Gracias por la informacion,leere sobre esta autora.

Un abrazo de este poeta en Madrid.

smoked eyes dijo...

También me sumo a esta pena, hace años que sigo los pasos de Stella y me queda un sabor indefinible a nostalgia, desconsuelo, terror a la vejez, al olvido , admiración por cómo te puedes convertir en una pequeña leyenda .

Mariposa dijo...

Jorgito hermoso:
Además de tener la suerte de conocer a Stella en vida, tuve la inmensa gracia de que ella em a labara sin conocerme, fue algo tan mágico... en unos miles de posts atrás te lo conté, uno anterior, donde hablabas de ella y Lihn, pero nunca supe si lo leíste. Esa mujer era lo más intenso del universo, pero nunca su pe si en verdad fue feliz. Me encantaba que fuera groseramente frontal, pero a la vez conservara la lucidez de replegarse para ser observadora. Toda ella era demasiado intensa, tal como el grupo de chicos surrealistas que aún pululan por la capital, los más cercanos a la ídola inigualable son los de la revista Derrame... prejuíciame o encuéntrame la razón por lo siguiente, pero no fui capaz de soportar tanta angustia por la vida y tantos sentimietnos escatológicos, así me alejé de todos ellos, primero sutil y luego abruptamente. Pero siempre recordaré la tarde de performance teatral donde vestida con mi intermianble vestido de raso verde, Stella le comentaba a los camaradas quién sería la niña mujer que lo cargaba...

Muchos bessssos, y si Stella es parte de tu blog, y a aprtir de eso yo te comento mis historias con ella, es porque hasta el día de hoy no ha muerto, no crees?

Bessssssos de nuevo amigo!!

Nati