domingo, abril 01, 2007

Sobre (Des) Arrebatos Verdes y Pastoriles

En un rincón que parecía inhóspito, en esas plazoletas que no son muy concurridas, algo difusa, estaba sentada. Y si la tranquilidad aparente, la más expuesta, hiciera énfasis en esa fotografía que logré capturar- cárguese a la sorpresiva tarde de semana abrumado por la sobrecarga laboral- seguramente tendría cómo postal a ella.
Obcecada y grandilocuente
en la estampa temperamental por lo que quería ser, con desconexiones oportunas y contingentes, creía que el viento suave (pre otoñal de médulas escondidas) sería balsámico en su salvaguarda personal.
Se lo permita, así, creer.
Es que en los milimétricos instantes tirado a la abulia del leer un texto, la hacían calmarse. Y era natural, porque cada línea que ella arrancaba en su voz íntima le significan evaporarse del presente yo. La hacían sentirse encapsulada en las sensaciones más radicales, deambular en senderos mucho más volátiles, con preguntas que no debían tener respuestas.

La plaza estaba allí, pero sólo de excusa.
El libro bien hojeado estaba en sus manos, cuidado de sobremanera, aunque servía de trampolín. ¿Para qué?. No lo sabría precisar.
Las bancas un tanto húmedas y a mal traer eran el lev motiv acucioso que le removían la lágrima que dejaba caer.

Estaba atormentada, era notorio.
Aunque allí, la tranquilidad le decía que hacía bien el detenerse. (No parar- No atajarse- No estar).
Así comenzó a hojear unos añosos poemas que hablaban de trenes lluviosos, pueblos sureños que olían a manantial y tintos cargados. Es que siempre cuando volvía sobre aquella imagen sugerente que “Un desconocido silva en el Bosque”, sentía un tremendo remezón que la motivaba a escribir.
Y en ese ejercicio solitario yacía quieta físicamente, pese a que en la trastienda estaba “ferviente mirada”, “Adyacente pueril” y “Severa maestría del yo no fui”.
A lo lejos, sólo una palomas revoloteando le decían que era día de semana. Qué debía de guardar compostura, ser juiciosa al remangarse la manga de la blusa, aunque le irritaba con estupor lo que pensarán los demás.
Más a lo lejos que el sonar armonioso de las palomas, dádiva en los recuerdos que le sentenciaban que le arrancaron la infancia, de cuajo, sin anestesia purulenta, sin pestañeo previo. De cuajo, violentamente, de severidad que no permite ni perdona. En la pared oscura de la pieza helada, de cuajo, sin locura inocente que proyecta.
De arrancar, del significado certero, al pronunciar que el árbol se viene guarda abajo, sin decir agua va, agua viene. De baños prolongados, de risas confundidas que te hacen sentirse levemente emborrachada, en cuanto a tus emociones.
Y yo acá, cuál cronista improvisado que no debe, ni deberá perderse momento alguno. De llevarlo al papel para que el día de mañana, no el de semana, no te le olvide al hincharte la boca.
Qué no te le olvide de donde eres, menos cuantos pasos has dados, cuál será tu siguiente paraje, cuál inyectada de tenebrosidad está tu insana sensatez que dicta a que nada sigue su curso normal.
El sensato... Y vuelven los trenes que ahora quieren decirte algo.
(Mójate la cara, sal a caminar, revienta, que no sigas dormida porque así no sacas nada... Y mójate la cara, lee sobre lo que soñó o creyó soñar, dale un vistazo, deja marcada la página con una “V” en la parte superior izquierda).
Pero vuelvo a la voz fantasmagórica, del que tiende a reposar el caldo cultivo. Vuelve, se desagua, se vuelve lineal.
(Vuelve).
Cuelgas el teléfono, haces un rayón enorme en la hoja. Crees que el ir a la plaza te tranquilizo. Sonríes, te calmas, no quieres saber más.


-Ex niña bien canturrea sobre chicos líquidos. Mejor véanlos ustedes, así pasan el sinsabor de haber leído este cuento.

5 comentarios:

Die Walküre dijo...

Es un lindo cuento,quizá más que eso,tal vez en momentos me parezca demasiado familiar,prontamente cercano...
Tal vez no sea precisamente para leer a solas,sino con una mirada juiciosa y constante cerca,de esas,que esperan alguna reacción,una palabra que decir...
Cuidate mucho
Te dejo un besote!
Auf Wiedersehen!

Verónica dijo...

¡Vaya! si hasta pude vivir, sentir y oler el texto.
Me gusta cuando se describen sensaciones, sentimientos, lugares... en fin, súper bueno.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

A veces me pasa...
me siento a leer o escribir algo,
abro las páginas del libro y no puedo seguir.
Me gana la incertidumbre y la inquietud.


saludos!!

Isabel dijo...

Me enredé su resto. Hay q ser honesta. Pero la idea de la chica, el libro, la plaza + el rollo interno, me pareció atractivo. Eso sí, muchas palabras que sólo confuden y poco aportan (ojo, mi visión de lectora, sólo eso).

Igual buena canción

Saludos!

verónicabas dijo...

Hola!

Buen texto, pero tengo que releerlo... es tarde sorry.... jeje!!

¿Quien es gugy?... si me permites la pregunta y lo patuda...



Saludos!!