El Piano Bar de Echenoz
Un pianista que debiera de ser dichoso en el escenario pleno, pero que se siente paralizado por el atormentante acompañante del “pánico escénico”. Una vida demasiado trivial, sin “grandes apuros” que pudiese llamarse grata.
Detalles que afectan a dicho músico, instancias del pasado que vuelven una y otra vez. Una mujer, la vieja historia que se niega a acabar.
Hasta que su vida es literalmente asaltada por desconocidos, quienes lo envían a aquel lugar más que confuso.
¿Purgatorio, imágenes destellantes que lo atacan, ansias de lo que se debiera y no fue?...
Esta historia, la cual se fortalece por los llamativos rincones narrativos que explora con precisión lingüística, es otra muestra más de la capacidad abrumadora del relato compacto y minucioso del escritor francés Jean Echenoz.
Con la primicia argumental tan empleada y recurrida de que habrá después de la vida terrenal, este literato que ha cargado sobre sus creativos hombros numerosos premios se proyecta a la estampa del “fantástico narrador de lo inexplicable”.
Por supuesto, la persistente duda matizada con lo naturalmente jocoso que resultan algunos pasajes son unos de los factores distintivos de su reciente entrega: “Al Piano”. (Anagrama- 2004).
“El relato de un desplazamiento es el soporte ideal para una frase con ritmo, que organice esos movimientos. Eso es algo liberador... No me veo escribiendo un libro a puertas cerradas”, responde Echenoz frente al vertiginoso actuar geográfico que sufren sus personajes. Algo que es muy evidente cuando se trata de un autor que ha establecido su voz circunstancial en sucesos naturales adversos, con las características de terremotos o aventuras inusuales en el espacio.
Cómo para tenerlo a mano en el noctámbulo velador del presente invierno.
domingo, junio 18, 2006
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2 comentarios:
Se aparece como una muy sugerente lectura. Imagino que ya está disponible en librerías chilenas. Además, muy buena la viñeta de Leonared Cohen, maestro simpar
Un piano...que grata compañía...dulces melodías cargadas pacientemente sobre las teclas frías y brillantes...
Sensaciones inigualables...
Una lectura que cruza un puerta para acompañar un frío velador invernal...
Cuidate mucho!
Auf Wiedersehen!
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