miércoles, octubre 31, 2007

Filebo al Habla

Creo en las sincronías mágicas y cuando vivo una, me gusta dejarlas por escrito para ver si tienen más asidero con la realidad.
Cuento corto: No sé porque agarro imperiosamente el libro que reúne un cúmulo de crónicas y artículos plagados de vivencias demasiadas viscerales, titulado "Memorabilia de Filebo", en el cual se apacigua en el uso esplendoroso del lenguaje español el periodista chileno Luis Sánchez Latorre.
Por supuesto, recaigo en las extensas líneas que dedica a la figura de Enrique Lihn y a todo ese entorno poético/mágico de la obstinada y productiva generación literaria del ‘50.
Reparo en mucho de los detalles, en las formas que las palabras dejan caer su sonoridad sumada al modo de exponerlas por Sánchez Latorre. Y es natural, que mi dejo de abrumadora envidia brille porque resulta complejo reunir dichas anécdotas y materializarlas verbalmente con esa distinguida impronta.
Cuento más que corto: termina la semana antepasada y recién me enteró que Luis Sánchez Latorre nos deja. Es decir, cuelga sus constantes historias que trasmitía el anhelo incalculable de quien se realiza simplemente en el acto incorregible de escribir por escribir.
Mejor dicho, no nos deja definitivamente, sólo se da un momento más introspectivo de inflexión para seguir escribiendo.
¡Que no paren las prensas!...
Es que nuestro amigo Filebo, ahora desde instancias aún más insensatas y desconocidas, tiene que seguir redactando sus contundentes textos de toda una vida, e incluso de la posteridad de ella misma.
(... ¿Se podrá?, dijo el incrédulo).

domingo, octubre 21, 2007

Así, no se Vale

Entre la locura aparente que aturde al humilde buen cristiano que se esconde bajo este Blog y los quehaceres propios del sin sentido rutinario, había pasado colado el último disco de Thurston Moore titulado "Trees Outside The Academy". Y es que ahora, una de las caras más experimentales de la esencia siempre espesa de Sonic Youth se larga a la reconquista de guitarras más calmadas con su proyecto personal.
Así no más... Se nos viene el caótico ajetreado fin de año y si los impulsos creativos de Moore nos indican la pausa melódica más encausada, habrá que tenerle en cuenta.
Yo, por mi parte, igual le compro.

martes, octubre 09, 2007

Puerto Adelante

Noche tibia. Sensación placentera. Los sones abstractos de las vías colmaban sus oídos eufóricos. Pensaba en el puerto que veía tan seguido... puerto de colores impresionistas y hombre sucios de brazos mojados y brillosos y vello crecido y húmedo. Hombres impasibles a la lejanía maravillosa, al cielo entre los barcos, al paisaje de conjunto, al suelo atiborrado de objetos de lugares remotos como pedazos de mundo en el melancólico corazón de un mar...
Sí. Hundirse una noche en las calles del puerto. Caminar, caminar...
Sí. Sola. Siempre sola. Lenta, muy lentamente. Y en el aire estará enrarecido, será un aire cosmopolita y el suelo lleno de papeles de cigarrillos que alguna vez existieron, blancos y hermosos.
Sí. Se seguirá caminando.
Hundirse, oscuridad, caminar...
Sí. Y una estrella dará su color al ancla de plata que llevaba en su pecho. Tirar el ancla. Sí. Muy junto a ese barco gigante de rayas rojas y blancas y verdes... irse, y no volver


A La Espera de la Oscuridad

Ese instante que no se olvida

Tan vacío devuelto por las sombras

Tan vacío rechazado por los relojes

Ese pobre instante adoptado por mi ternura

Desnudo desnudo de sangre de alas

Sin ojos para recordar angustias de antaño

Sin labios para recoger el zumo de las violencias

perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma

Ponle tus cabellos escarchados por el fuego

Abrázalo pequeña estatua de terror.

Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas

Tiritantes de pavor frente al futuro

Dile que los suspiros del mar

Humedecen las únicas palabras

Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada

Acurrucado en la cueva del destinoSin manos para decir nunca

Sin manos para regalar mariposas

A los niños muertos
- Se abre una ventana y me comenta sobre parte fraccionada de lo que Alejandra Pizarnik (1936-1972) y su recogida poesía, causa en ella. Yo le coloco atención, anoto mentalmente algunas de sus comentarios, atino a imaginar majaderamente muchas imágenes que vienen a mi.
Pasaron unas semanas y me seguía insistiendo con Pizarnik, me citaba con pulcritud algunas de sus líneas e, incluso, la muy obsesa se daba maña para enviarme líneas del libro "Poesía Completa", como mensajes de textos...
¡Válgame, Dios!.
Venían breves frases, indicios temerarios que me inquietan al descubrir.
Y esa sensación, tan embriagadora de la seducción máxima que nace al descubrir un bestial literato que te removerá hasta lo más insensato de tu médula, regresaba y se apoderaba de mis silencios.
Finalmente me sumergí en la obra tan inquietante de la escritora argentina Alejandra Pizarnik, de las voces inconexas que dejó revoloteando por allí con la severidad insensata de una mujer que enfrenta el dolor,
lo retrotrae y lo proyecta en tenues imágenes.